martes, 8 de noviembre de 2011

Recaigo.

Reaccionar y actuar al fin, reaccionar y saber cumplir.. y conspirar.
 ''El día que te abrieron la puerta a tu viaje.'' Y yo me pregunto si ese 23 de septiembre lo pudiste sentir, si pudiste sentir el calor de la gente, la humedad de los ojos llorosos, y las pocas ganas de estar allí.
Verte tan cerca, dentro de esa caja, marrón y pesada. Verte ahí a pocos metros y no poder ni verte ni tocarte, era muy extraño. En mi cabeza aun existía la idea de pensar que en cualquier momento me giraría en la iglesia y te vería entrar, con tu pelo blanco y tu olor a colonia de limón… Pero no, ya toca hacerse a la idea es difícil abuelo, no me enseñaste a olvidarme de ti, no me enseñaste a no echarte de menos, no me enseñaste a entrar en tu casa y no verte, a ver tu silla de ruedas en la entrada y no llorar… Necesito que me lo enseñes, igual que me enseñaste esas pequeñas sumas y restas en aquella pizarra, en la terraza de casa. Necesito que me enseñes, igual que me enseñaste a jugar a las cartas, a la brisca, o a la escoba, a día de hoy, no se jugar, en realidad nunca supe jugar, pero me gustaba que me dejaras ganas siempre, incluso no sabiendo. Que me contaras las cartas y yo siempre tuviera más que tú por mayoría absoluta. Necesito que me cuentes el secreto de seguir con mi vida como si nada, necesito que me lo cuentes igual que me contabas las cosas que hacías cuando eras pequeño, tus historias…Necesito que me trasmitas tu característica tranquilidad. Abuelo, enséñame a no echarte de menso, enséñame a no hundirme, abuelo, te quiero tanto y te necesito tanto.

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